lunes, 29 de noviembre de 2010

“Al caballero Arnaldo le gustaba comer las setas asadas con la salsa de la carne de la venta que regentaba Dña Francisca,  pomposamente llamada Venta de la Hacienda. Hacía dos meses que las había probado por vez primera y desde entonces todos los viernes se paraba por allí para una vez más deleitarse con tan sabroso manjar. Últimamente, una vez tras otra había tratado de descubrir el secreto de dicho plato, pero Dña Francisca se negaba a revelárselo. Así es como Arnaldo comenzó a investigar en su pequeña cocina tratando de dar con el secreto......
Probó con todos los ingredientes que tenia en su cocina, pero nada, las setas no sabian igual... empezó a pensar si no seria cosa de los ingredientes, ¿Seria algo del lugar? ¿Alguien del lugar? Y... ¡¡Zas!! Se dio cuenta de que las setas Le sabian tan bien porque...(Cristina Vicent)
¡Porque Arnaldo las comía mientras miraba a la preciosa hija de Doña Francisca: la preciosa Esther! Entonces decidió que debía intentar enamorarla. Así pues, y ya que había estado cocinando tanto para encontrar el secreto de las famosas setas, quiso intentar conquistarla "por el estómago".
Buscó en las recetas de su familia, llegó hasta las más antiguas de sus antepasados. Finalmente, descubrió una muy extraña, que seguro le haría seducir a su amada... (Irene Fernández Rodríguez)

7 comentarios:

  1. Probó con todos los ingredientes que tenia en su cocina, pero nada, las setas no sabian igual... empezó a pensar si no seria cosa de los ingredientes, ¿Seria algo del lugar? ¿Alguien del lugar? Y... ¡¡Zas!! Se dio cuenta de que las setas Le sabian tan bien porque...(Cristina Vicent Arias)

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  2. ¡Porque Arnaldo las comía mientras miraba a la preciosa hija de Doña Francisca: la preciosa Esther! Entonces decidió que debía intentar enamorarla. Así pues, y ya que había estado cocinando tanto para encontrar el secreto de las famosas setas, quiso intentar conquistarla "por el estómago".
    Buscó en las recetas de su familia, llegó hasta las más antiguas de sus antepasados. Finalmente, descubrió una muy extraña, que seguro le haría seducir a su amada... (Irene Fernández Rodríguez)

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  3. Curiosamente, el plato, ¡también contenía setas! Arnaldo dió un grito de sorpresa al descubrirlo y se puso "manos a la obra" haciendo 100 veces la misma receta para así, estar seguro de que alguna estaría perfecta. Llamó a la preciosa Esther para concertar su cita, y cuando esta hubo aceptado, preparó todo cuidadosamente. Sacó una mesa al jardín y le colocó un bonito mantel a cuadros rojos y blancos. Encima,acomodó un gran jarrón de rosas, todas tan bellas como Esther. Una vez preparado todo...

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  4. Esther se presentó en el jardín. Pero estaba diferente de cuando la veía en la Venta de la Hacienda. Llevaba unas mallas rotas, un montón de piercings por todos lados. Era... ¿Una perro-flauta?
    - Oye, tío... Mira, ej que yo... Yo paso de esto, tío. Mi madre, la Francis, que maobligao a venir, tronco. Pero, yo con mucho gusto me trago tu comida.
    Arnaldo se había quedado de piedra.
    - Pero... Normalmente, no vistes así, ¿verdad? - preguntó Arnaldo, que estaba empezando a pensar que había soñado con una Esther irreal.
    - Pos, tronco, ej que en casa, no pueo ser yo, que a la Francis le da un chungo.

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  6. Arnaldo reaccionó, ¡qué susto se había llevado!,menos mal que estaba soñando despierto.
    Hizo los últimos retoques y se sentó a esperar a su amada.
    De repente, alguien llamó a la puerta: ¡Toc!¡Toc!
    y Arnaldo salió disparado a abrirla.
    Era ella...
    LLevaba un vestido un poco hortera, pero cuando Arnaldo observó su dulce sonrisa comprendió que simplemente... era ella, a la que amaba con locura, más cuál sorpresa se llevó cuando...

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  7. ...tras invitarla a que pasara y se sentase junto a él para degustar su deliciosa cena,y mientras alzaba una copa de vino proponiendo un brindis, observó ¡que era tartamuda!daba crédito.
    ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Llevaba ya dos meses observándola y se le había pasado por alto.
    Según transcurría la cena, se daba cuenta de que ese detalle la hacía aún más interesante, graciosa y dulce, pues a pesar de su inevitable evidencia, ella se esforzaba intentando ocultarlo.
    Arnaldo sin poder resistirse le dijo:
    ...

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